Voluntariado: una Pequeña Inversión con un Enorme Impacto

Cualquiera que sean las causas, la pobreza y la precariedad son una realidad para cada vez más personas en Ciudad de México. El aumento continuo en la demanda de nuestros servicios, junto con la menguante propensión de las personas a realizar voluntariado, amenaza nuestra capacidad para abordar el impacto de la intensificación de los niveles de inseguridad alimentaria.

Si bien Alimento Para Todos depende de donaciones financieras y de productos comestibles, también necesitamos en gran medida otro recurso clave: el tiempo. En este sentido, los voluntarios desempeñan un papel crucial en el funcionamiento de los bancos de alimentos; además de tareas como descargar y clasificar alimentos y conformar despensas, su trabajo genera espacios de encuentro y cuidado.

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Creemos que a partir del modelo de bancos de alimentos podemos desencadenar los cambios estructurales necesarios para erradicar el hambre.

¿Cómo es posible que el hambre prevalezca en una sociedad en donde la comida es tan abundante? ¿Cómo podemos aceptar el desperdicio de alimentos cuando miles de familias luchan por una alimentación digna? Quienes comparten estas mismas preocupaciones convergen ya con las nociones que impulsan a nuestra Institución.

Tomando en cuenta nuestro objetivo fundacional, consideramos necesario explorar las maneras en las cuales los espacios caritativos pueden trascender el pragmatismo a corto plazo y cómo los encuentros entre voluntarios, donantes y beneficiarios pueden ofrecer espacios para un diálogo que nos lleve a encontrar soluciones robustas de las causas profundas del hambre.

La entrega de alimentos es una oportunidad de convergencia

Además de cuestionar los mecanismos existentes que previenen o fomentan el desperdicio de alimentos, nos esforzamos por integrar al personal, voluntarios y aliados en un modelo de responsabilidad social que tiene como objetivo garantizar la seguridad alimentaria de nuestras comunidades. A partir de este modelo, ofrecemos un espacio de confluencia en el cual las personas pueden comprender las necesidades de otros mediante encuentros en común (entrega de alimentos, visitas a comunidades).

Esta noción –que las relaciones de cuidado con los sobrevivientes de la inseguridad alimentaria son capaces de impulsar una revaluación política y ética por parte de quienes brindan el cuidado– abre una segunda posibilidad conceptual: que los espacios de cuidado como los bancos de alimentos también sirvan como espacios liminales de encuentro.

(Cloke 2017)

Participar en el despliegue de dispositivos para la seguridad alimentaria proporciona a las partes involucradas un aliciente para compartir sus experiencias personales y, esto, a su vez puede devenir en el desarrollo de una comprensión ética y una conciencia política más amplias.

Creemos que esta fenomenología de la necesidad promueve el fortalecimiento de nuestras virtudes así como una expansión de la noción pública del bien común.

Para transformar nuestros sistemas alimentarios a largo plazo y erradicar el hambre, la participación de voluntarios, productores y empresas resulta ser un elemento invaluable.

Cloke, P., May, J., & Williams, A. (2017). The geographies of food banks in the meantime. Progress in Human Geography, 41, 703–726. https://doi.org/10.1177/0309132516655881

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