El cambio climático no solo derrite glaciares o intensifica huracanes; también amenaza uno de los pilares básicos de la humanidad: el acceso a los alimentos. De acuerdo con la ONU, el hambre en el mundo ha aumentado desde 2015 debido a conflictos, desigualdades y fenómenos meteorológicos extremos. Tan sólo en 2022, 2,400 millones de personas enfrentaron inseguridad alimentaria moderada o grave. México no es ajeno a esta realidad: el 42.2% de los mexicanos, aproximadamente 53.5 millones de personas, enfrentan algún nivel inseguridad alimentaria, una cifra que refleja vulnerabilidades agravadas por la crisis ambiental.
Mientras millones padecen hambre, un tercio de los alimentos producidos a nivel global se pierden o desperdician. Esto no solo refiere una paradoja moral, sino un factor clave en la crisis climática: si el desperdicio fuera un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero. En México, el desperdicio anual de alimentos alcanza 20.4 millones de toneladas, según la Secretaría de Medio Ambiente, agravando la presión sobre recursos naturales como el agua y el suelo.
Dentro de este contexto, los bancos de alimentos emergen como actores esenciales para abordar la crisis. Su labor contribuye directamente a varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):
1. ODS 2: Hambre Cero. Distribuyen alimentos a poblaciones vulnerables, combatiendo la desnutrición.
2. ODS 12: Producción y Consumo Responsables. Rescatan excedentes alimentarios, reduciendo pérdidas en la cadena de suministro.
3. ODS 13: Acción Climática. Mitigan emisiones al evitar que alimentos desechados generen metano en vertederos.
4. ODS 17: Alianzas para los Objetivos. Su modelo se basa en colaboraciones multisectoriales, fortaleciendo la cooperación público‑privada.
Para enfrentar con éxito la intersección entre crisis climática e inseguridad alimentaria, resulta indispensable fortalecer la infraestructura de recolección y distribución de alimentos, apoyar políticas agroclimáticas que fomenten sistemas productivos resilientes y promover alianzas público‑privadas capaces de expandir soluciones locales. En la Ciudad de México, Alimento Para Todos lidera estos esfuerzos. Durante tres décadas hemos rescatado miles de toneladas de alimentos, conectando a productores, minoristas y comunidades en riesgo.
Este Día de la Tierra, recordamos que la seguridad alimentaria y la salud del planeta son dos caras de la misma moneda. Hoy, invitamos a la sociedad civil, empresas y entidades gubernamentales a sumarse a nuestras acciones: desde la donación de productos y servicios hasta el voluntariado, creemos que juntos podemos convertir retos en oportunidades para construir un México y un mundo más justo y sostenible.
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