En México, la alimentación no es solo una necesidad básica; es una parte integral de la identidad cultural, reflejando la diversidad y riqueza de las tradiciones de sus múltiples grupos sociales. Sin embargo, estas costumbres alimentarias, a veces ricas en ingredientes y sabores, no siempre promueven una dieta equilibrada. Esto ha contribuido al incremento de enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes y la hipertensión, que afectan a millones de mexicanos. Ante esta realidad, han surgido diversas iniciativas para abordar estos desafíos. Una de ellas es el programa Comer en Familia: intervención que tiene como objetivo transformar las cocinas de las familias beneficiarias.
Desde el inicio de este programa, nuestro enfoque ha sido empoderar a las personas para que preparen comidas nutritivas y sabrosas utilizando ingredientes accesibles y económicos. Desde hace diez meses, hemos ofrecido talleres de 30 minutos en los que los participantes han aprendido a seleccionar alimentos saludables con un presupuesto limitado, así como a preparar comidas caseras que no solo son económicas, sino también nutritivas.
Uno de los ejemplos más notables del impacto de este programa se ha visto en la comunidad de Sogua, ubicada en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México. Aquí, el enfoque tradicional de la cocina ha sido no solo desafiado, sino también reinventado. Lo que inicialmente era una comunidad con conocimientos limitados en la preparación de alimentos nutritivos, ha florecido en un espacio de intercambio de saberes. Aquellas personas que inicialmente no sabían cocinar, han terminado enseñando a quienes tenían más experiencia, generando un entorno de aprendizaje colaborativo que hoy permite a las familias descubrir nuevas formas de integrar vegetales en su dieta diaria.

La participación activa de instructores y comunidades involucradas ha sido clave para conseguir resultados positivos. Sin embargo, el éxito de Comer en Familia no habría sido posible sin la colaboración de aliados estratégicos como Knorr y Unilever. Estas y otras organizaciones nos han facilitado desde utensilios de cocina hasta un suministro continuo de insumos saludables, asegurando que las familias beneficiadas no solo aprendan a cocinar, sino que también mejoren su calidad de vida.
Más allá de los conocimientos prácticos adquiridos, el programa ha fomentado una alimentación más equilibrada y consciente. Los vegetales, que en muchos casos eran relegados o descartados, se han convertido en protagonistas de platillos deliciosos y accesibles, redefiniendo la manera en que las familias se alimentan.
Esta iniciativa es un claro ejemplo de que, con educación, recursos accesibles y un enfoque innovador, es posible mejorar la salud y el bienestar de las personas. Juntos, estamos redefiniendo la forma de comer, asegurando que cada bocado sea tanto nutritivo como sabroso.